- Dios, madurar es bueno, significa resolver tus cosas. Poder decir la mierda que sientes sin miedo a herir a nadie, y dejar que te digan lo que sea que necesiten decir, y mandarlo todo al diablo, y continuar. Mierda, es así como deseo vivir la vida. Para vivirla verdaderamente. A mi forma, con mi estilo y si alguien quiere compartirlo, que así sea.
- No. No lo hagas maldita sea. Se lo que intentas, con mucha palabrería bonita, intentas hacerme recordar los buenos viejos tiempos, y hacerme caer en la trampa de, “siempre serás la más importante”, y esa basura, pero no quiero, no deseo participar en tu mierda así que no arruines una buena platica. ¿Ok?
Se lo que querías hacer, pero te pido que no lo hagas.
- Hija de perra, me leíste como un puto libro.
- Si, maldición, te amo. Y tu me amas, fin del asunto. Ya todo se fue al carajo. Sigue con tu vida, yo seguiré la mía.
- Muchas gracias.
- Ni lo menciones, la próxima podría ser yo.
- ¿Te acuerdas?
- Buenas noches.
- Buenas noches.
No culpes a tus padres por tu mediocridad, ellos están ahí para eso, para demostrar al mundo que no eres un mediocre, y solo aquellos que realmente lo merecen, logran superar la barrera de sus padres y ser alguien pleno en la vida, no todos lo merecen, y viviras tu vida sabiendo que no fuiste digno, y veras a tu hijo y dirás “¿acaso tu eres digno?... Lo veremos”.
El corona virus nos obliga a estar encerrados, el encierro me da ansiedad, la ansiedad me da hambre, el hambre me obliga a comer. Ya se me agotaron las raciones que había comprado para dos semanas. El maldito virus no solo te resfría y te mata, te engorda.